El otro día cenando con una compañera de clase, le conté toda la historia de R. aunque ya estaba enterada de una gran parte, así que no nos llevo mucho tiempo. Y, no sé muy bien cómo, terminamos hablando de J., de cómo reaccionaría al saberlo y de las cosas que dirían. "Qué pronto me cambias por otro" dijo ella que diría J. al conocer la Buena Nueva. Mi respuesta: "Pues... que no me toque los cojones, ¿eh?. Como el perro del hortelano". Y seguimos hablando sobre mis sentimientos hacia él (hacia J.), y yo la dije que estaba enfadada, encabronada y decepcionada por todas las cosas que (no) había hecho (véase ese mensajito de la última noche que quedó sin respuesta). Ella se rió; decía que no me creía, que seguramente me seguiría gustando. Lo pensé durante dos décimas de segundo y la dije: "Mira, si a mi ahora me viene J. y me dice que lo ha dejado con su novia... pues qué pena me da, chico, pero puedes irte por donde has venido, que yo estoy muy agustito (como Ortega Cano) con mi rubio..." ¿En serio?. "Sí". Entonces, eso es que lo has superado.
Sin embargo... a menudo me acuerdo de J., aunque en seguida me vuelven a la cabeza todas las cosas malas él y todas las buenas que tiene mi rubio.
Sí, yo creo que lo he superado. Y ahora disfruto del amor, del amor del bueno.
posted by Nella at 14:32
Hace poco precisamente escribí algo relacionado con esto de lo que hablas..Cuando comiences a sentir indiferencia será cuando estes en el wen camino..
Seguramente J. no supo apreciarte, era inmaduro, cobarde..o a saber..El caso es que no era la persona adecuada para que tu encontraras tu ansiada felicidad..
Eso no quita que te acuerdes de él de vez en cuando ya que formo parte de tu vida y te importó..Donde hubo fuego, siempre queda a pesar de lo malo un inmenso cariño..
Disfruta de tu rubio y no te comas el coco mucho!!
Bezozzzzzzzz