A mí, mi primer amor me dejó marcada, tanto que aun sigo pensando en él, de vez en cuando hablando con él, y no puedo evitar sonreir al pensarle. Él es D. No ocurrió cuando yo tenía 13 años, o 14. Más bien cerca de los 16. Hasta esa fecha, nadie habia entrado en mi vida. Habia conocido a mucha gente pero ninguno calaba. He de deciros la verdad. De jovencita era bastante feíta. Mis redondas gafas (sí... llevo gafas, aunque las actuales son MONISIMAS!!), un pelo a media melena, siempre tirando a corto y ni liso ni ondulado. Lo unico que me favorecía era el cuerpo. Estaba bastante bien. Hasta que pasé de niña a mujer. Muchos cambios, como todas me imagino. Las caderas demasiado anchas para el poco pecho que tenía. Pasé de una talla 16 a la 40 de golpe. Sin medias tintas.
Gracias a Dios, con la edad te vas sacando partido. Vas descubriendo nuevas cosas: qué pelo te sienta mejor, estas gafas o las otras, un pantalón así, la camiseta asá...
Pero a lo que iba. No era una chica guapa, ni tan siquiera resultona. Era la amiga de la chica guapa. La que entretenía a los amigos del ligue de turno de mi amiga.
Pero apareció D. Con un perfecto bronceado, una perfecta melena, y unos perfectos ojos verdes. Aunque lo diga así, a mi no me gustó. Nada. Cero patatero. Recuerdo que todas mis vecinas hablaban maravillas del nuevo socorrista y cuando le ví me decepcionó, tanto que hasta me dí un baño en la piscina, algo raro puesto que estando tan poco orgullosa de mi cuerpo no hacia mas que ocultarlo. Noté mientras nadaba que me miraban. Era él.
Al final nos presentaron, y no me cayó demasiado bien. Muy chulo y cabroncete para mí. Sin embargo, a lo largo del día me fue ganando poco a poco, hasta que toco despedirse; yo me iba ese mismo día y en el avión no hice otra cosa que pensar en él. No me gustaba y no entendía porqué daba tanta importancia a alguien como él. Durante la semana que pasé fuera no hice otra cosa que pensar en él. Y a la vuelta a Madrid, seguía inmovil en su silla, vigilando a todo aquel que ponía un pie en el agua. Era agosto y estaba casi todo el día vacia. Él se aburría y mi vecina/amiga y yo bajamos para estar con él. Así empezamos a tontear y a bromear y jugar. Jugabamos a la indiferencia mutua, aunque los dos sabiamos que eso no era algo real. Tras un mes con él, mucho tonteo, y algún amago de beso, el penúltimo fin de semana del verano, estabamos en un local del edificion con él, fuera de horario de piscina, cuando me llevó a un lado y me besó. Estabamos solos. Había soñado con ese momento una y otra vez. Sin embargo en el momento mas inoportuno, mi cabeza empezó a pensar. "No caigas, A. Lo está haciendo para atribuirse una medalla más. Pasará de tí. Esto es una simple apuesta. Seguro" y con esos pensamientos, nada positivos, decidí apartarme de él. Nos miramos, me dí media vuelta y cuando quise salir de allí me dí cuenta de que me tenía cogida de la mano. Fui tonta, lo sé. No tendría que haberle parado, pero lo hice. El caso fue, que él no volvió el último día de piscina. No volví a verlo, y aunque teniamos nuestros moviles no quise dar señales de vida.
Pasaron los meses, y decidí que me apetecía saber de él. Le agregué al messenger, nos escribimos y de ahí no pasó nada. Hasta que un año despues, el verano siguiente me lo volví a encontrar. No en mi piscina, sino en una de las zonas de marcha de Madrid. A la salida del metro. "¿A.?" me giré y ahi estaba "Qué fuerte. ¿Que haces aquí, D.?" "Supongo que lo mismo que tú...¿Dónde vas a estar? (Le hice un gesto diciendo ni idea). Ten el movil a mano que te llamo esta noche. Me ha gustad verte".
Lo tenia claro, no iba a llamar. Pero me equivoqué. Llamó. Estuvimos hablando. Estuve con sus amigos, el con mis amigas y cuando ya decidimos seguir cada uno por su lado, se despidió de mi, y al darme la vuelta me cogió de la mano y me dió el beso mas maravilloso del mundo. "Te llamaré". "No, no lo harás, D. Nos conocemos". "TE LO PROMETO".
Pero no llamó. No volví a hablar con el, a verle a tocarle, ni a besarle. Hasta ahora. Hemos retomado esta amistad o lo que sea. Me ha estado tirando trastos a la cabeza día sí, día tambien. Hemos estado a punto de quedar más de una vez, pero... Pero ya no pongo esperanzas en él. ¿Para qué? Los dos sabemos que nunca ocurrirá esa cita tan esperada, ese reencuentro tan deseado al menos por mi parte.
Afirmo por mi experiencia que el primer amor no se olvida, aunque se desee con todas tus fuerzas. Es un recuerdo imborrable de tu vida, de tu mente, de tu corazón. Está grabado a fuego en tu mente, en tu corazón.
Nada ocupa tu lugar
el recuerdo que aún está en mi habitación
se me ha roto el mundo de cristal
y me pongo a recordar los días junto a ti.
Construí un túnel entre tú y yo
y fue entonces donde descubrí
que se puede encontrar
un camino para los dos.
Etiquetas: beso, grabado, inolvidable, primer amor
posted by Nella at 21:22
No seas tan negativa!! A lo mejor si q llama... Y si no llama él y a ti te apetece llamarle y quedar con él, por qué no lo haces???
Besotes